domingo, junio 12, 2011

Actualidad: "LOS PEPINOS DEL VIRREY"

Parece que la mala fama que tuvieron los pepinos en el siglo XVII, en Perú, vuelve a renacer tras la desagradable “crisis de los pepinos”




Ha surgido en Alemania y la Unión Europea estos días, originada por las alocadas deducciones de una ministra del “deutschland”, acusando a los pepinos de origen español como culpables de la infección por el bacilo E-coli que ha causado ya víctimas mortales y muchos afectados hospitalizados graves.

Es seguro que hay un germen culpable de esas muertes y de todos esos afectados, pero no parece que sean los pepinos, aunque aún no se ha llegado a descubrir qué puede ser…..

Hubo una época, recogida en las tradiciones peruanas, en que algo parecido ocurrió, aunque no tan grave, y los muy indigestos pepinos hacían estragos diarreicos en la población de Perú del Siglo XVII.

Según se recoge en esas tradiciones, gobernaba en aquellas tierras, por delegación del Rey de España, como Virrey del Perú, el muy noble y orgulloso D. Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de Palata, Príncipe de Masa y Marqués de Tola.

Sus poderes para gobernar, unidos a su renombre y alta nobleza de origen, le valieron el sobrenombre de “El Virrey más Virrey que haya tenido el Perú”.

Solía dar solución a los grandes problemas que le estaban encomendados, que no siempre gustaba a quienes la debían acatar, diciendo:

“Dios está en los cielos, el Rey está muy lejos (En España), y aquí mando yo”.

Tanta autoridad tenía sus partes buenas y malas, como todo, pero algunas de las buenas fueron lograr meter en vereda a los piratas que asolaban sus costas, ahorcando como medida ejemplar a cuantos caían en sus manos, incluido el célebre Clerk.

Armó una gran flota para expulsar de su zona a los filibusteros que las expoliaban, dictó leyes para proteger a las ciudades del país, y fortificó la ciudad de Lima con gruesas murallas reforzadas por catorce baluartes.

Dentro de las menos buenas estaba su áspero carácter autoritario que le creó bastantes enemigos, llegando a prohibir por Decreto comer pepinos en todo el país, a causa de lo indigestos y poco saludables que le parecían esas hortalizas, por lo que le pusieron como apodo “El Virrey de los pepinos”.

Su orgullo y su afán al juego de cartas llamado “El revesino”, que era un juego con envites entre los jugadores que siempre él llevaba hasta el final y había que permitirle que los ganase, era la comidilla de Lima por esos años, y nadie se atrevía a “cortarle el revesino” a su excelencia el Virrey.


Sucedió que el Marqués de Villafuerte, recién llegado de la Corte española, oyó hablar de este arranque de orgullo del Virrey a los habituales de sus partidas de naipes, y como fuera invitado por él a participar en las partidas, sobre todo por estar recién llegado de España con novedades de la corte, dejó sorprendidos a todos diciendo que él, Don Juan de Urdánegui, sería quien esa misma noche “cortaría el revesino” al Virrey Duque de Palata.

La noticia corrió como la pólvora por los cenáculos de Lima, y esa noche la expectación era máxima.

Llegado el momento del “lance” el Marqués, sin pestañear, “cortó el revesino” al Virrey, que no se lo podía creer.

Aun conmocionado, Su Excelencia se retiró justificándose con un fuerte dolor de cabeza.

Todo Lima comentaba al día siguiente que D. Juan, Marqués de Villafuerte, había “cortado el revesino” al Virrey.

Los chiquillos cantaban por las plazuelas de Lima esta cancioncilla malintencionada:

-“ Al Virrey de los pepinos, le han cortado el revesino”…..

Ni que decir tiene el enfado que cogió el Virrey, que se vio humillado por un Marqués recién llegado de España, que no había respetado la tradición de dejar que él ganase la partida de naipes y le había cortado el revesino….

Poco tardó en encontrar el Virrey un motivo para vengarse del Marqués, ya que publicó un bando que prohibía llevar a beber a los caballos en los pilones de la Plaza Mayor de Lima, porque formaban mucho polvo.

D. Juan de Urdánegui, desoyendo el bando, mandó llevar sus caballos como siempre al pilón de la Playa Mayor.

Las espadas estaban en alto.

Aquello rayaba ya en el desafío a la autoridad de Su Excelencia, que no solo prohibía comer pepinos, o cortarle el revesino en los naipes, sino también dar de beber a los caballos en el pilón de la Plaza Mayor, y aquel insolente Marqués le estaba desafiando en su autoridad.

Según su costumbre, el Virrey montó en cólera y mandó azotar al criado del Marqués que había llevado los caballos al pilón de la Playa Mayor.

En ese momento apareció el Marqués, D. Juan de Urdánegui, que reprochó al Virrey una acción tan desproporcionada y arbitraria.

El Virrey volvió a enrojecer de cólera y acusó al Marqués de desacato.

Muy tranquilo, el Marqués sacó unos papeles que enseñó al Virrey, donde se le reconocía por el Rey de España la propiedad de los terrenos donde estaba la Plaza Mayor, otorgados a sus antepasados durante la fundación de Lima, y que alcanzaban incluso a parte de los terrenos que ocupaba el mismísimo palacio del Virrey, construido sobre una parte de ellos.

No le quedó al Virrey más remedio que guardar su cólera y sus amenazas, al ver los papeles sellados por el Rey.

Entre dientes, pero aceptando su derrota, le dijo al Marqués:

-“ Ciertamente habría mucha tela para litigios, pero es evidente, Marqués, que Dios le puso en el mundo para cortarme siempre el revesino”….

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Sin sacar demasiado las cosas de su cauce, podría ser que quienes tienen la potestad y el gobierno de nuestro país, acusado de modo tan alocado de exportar pepinos con infección, pusieran sus naipes sobre la mesa y exigieran la dimisión de quien tan irresponsablemente ha obrado, sin pruebas y a lo loco, y emplazase a Alemania y la Unión Europea a resarcir todas las pérdidas causadas a tantos agricultores españoles, familias y puestos de trabajo, además de cifras millonarias… y, si es necesario, tengan el valor de “cortarle el revesino” a quien sea necesario, ministra, cancillera, o el mismo Virrey de los pepinos que reviviese para ese lance.


Del libro de Relatos “Raíces de la Memoria”

Original de Conchita Ferrando de la Lama

http://www.jaloquecreaciones.com/obras/flashintro/