lunes, agosto 08, 2011





"Guerreros sin nombre"




(Romance medieval al Castillo de La Mota)




Publicado en Surcando Ediciona Word Press











Mece el viento los cipreses y entre sus ramas se filtra.
Repite mudos romances al calor de hojas marchitas


En el camino sin lindes de la muy ancha Castilla,
crujen al sol los guijarros, el yermo sin fin se estira.


Solitario va el jinete con la mirada perdida,
que su caballo le lleva sin apenas tocar brida.
De muy gastadas gualdrapas va su silla guarnecida;
sudor de cien cabalgadas surcando su piel curtida.

Ya la montura se alegra. Tras una loma escondida
aparece, recia mole que cuadrada se perfila,
la Torre del Homenaje, del castillo fuerte guía,
baluarte de torretas de almenas de roca viva.

Portón cargado de escudos; Poterna, de herrajes rica,
tiene de cerrojos tantos como espadas la armeria ;
Más bisagras y cadenas que pendones ha Castilla,
pero abierto el paso franco al visitante sin prisa.




Plaza de guerreros grandes que en el recuerdo la cuidan.
Morada de damas nobles que en sus torreones hilan.
Carga el jinete, al galope; su caballo se encabrita.
La Torre del Homenaje en sus cimientos se agita.


¿ Quién invade el patio fuerte turbando a la almena altiva?
¿ Qué ejército de fantasmas pone a la plaza cautiva?



! Mira al cielo caminante!
y encontrarás ,allí arriba, la clave de este secreto
por las piedras repetida:


“Grajos del Castillo,
guerreros sin nombre;
ejército mudo,
sombras de la noche."


Replegados sobre el muro, formando perfecta fila,
un ejército de plumas el horizonte perfila.
Murmura el viento en la almena, al claro de luna escrita
la historia de los guerreros, sin nombre, escudo ni liza.:






".. Comitiva de jinetes
que, de tan larga, perdida,
de tras los llanos naciendo
a estos fueros se venían.



Espadas han por enseña,
y halcones de cetrería
descansando en los enhiestos
estandartes de Castilla .


Bravos son los caballeros
a fe de su valentía;
fieles tanto con su Reina
hasta arrancarse la vida.


A los frentes del castillo
se aguarda la comitiva.
Extiende su guantelete
el guerrero que los guía


Y, al par de terrible estruendo,
cadena y piedra chirrían,
cayendo todo el gran puente
que a tierra se precipita.


Hasta el alba duró el paso
de tan negra comitiva;
piafar de cabalgaduras,
brillo de arzones y sillas,


Mas la aurora borró el rastro
de tan gran caballería,
y el canto del primer gallo
cubrió de silencio el día .



Desierto se hace ya el patio.
Cerradas puertas y fijas.
En las torretas, tan solo
el aire se mueve y silba.








Ilustración de Jessica Sánchez



La cámara de la Reina,
tras la ventana de ojiva,
aguarda a la su señora
que fuese de aquesta vida.


Blanca fue su piel doncella;
más blanca su frente altiva.
Lino de nieve sus tocas;
alba su risa de niña.


Guárdenla sus caballeros,
bizarra y muda capilla.
Fierros escudos y espadas
Velan su dama dormida.




Consumió el fuego su mecha.
Despertó el sol de mil días.
La hiedra cuajó de nieve.
Se agostó el grano en la trilla;


Mas no despertó la Reina,
que ha mucho que está dormida,
y en su largo velatorio
se consume su Castilla .


Ya no se mueve la tropa,
rígida por la desdicha.
Ya las sus faces son negras,
sin fuego de sangre, frías.


El Salón da Embajadores
crespones negros tapizan.
Las lágrimas de la muerte
por las torres se deslizan.


Mudos rumores de réquiem
parten los aires y silban.
Fúnebre túmulo yerto
transporta la comitiva.


Son, para siempre, formadas
las mesnadas de Castilla.
Guardia de honor de su Reina,
eterna, muda y sombría.


Cien mil siluetas de noche
en las torres se perfilan;
yelmos de pluma azabache;
invencibles garras frías.


Polvo y silencio de siglos
no rompen su fidalguía .
Lustrosas y negras plumas
que a la luz de luna brillan.


» Grajos del Castillo,
guerreros sin nombre;
ejército mudo,
sombras de la noche. »



Original de Conchita Ferrando de la Lama
(Registrado)