Una suave y pequeña mano
puede llevar el rumbo
de una gran nave, de piedra
o de madera.
Con mimo certero, por el mundo,
sin perder la deriva en las estrellas.
El timón de esta Nave-Torre,
aunque se llame SOLA,
siempre una mano lo guiará,
pequeña, fuerte, luminosa,
rosa fuxia, con aroma
de azaleas.

Y no lo perderá, y velará sus armas,
pues siempre asi será, que
donde sopla el Jaloque,
NO SE MUEREN LAS CALMAS

No hay comentarios:
Publicar un comentario