Bosques de chamanes (hechizo de oropéndola)
No hay bosque sin leyenda.
Su espesura, su misterio de sombras y claros, sus intrincados caminos donde los pasos se pierden y las brumas borran el paisaje… todo invita a la leyenda.
Por eso, tantas veces la realidad se mezcla con el misterio y la leyenda, como en esos bosques azules, verdes y grises donde crecen las sabinas, coníferas de lisos troncos; las hayas, abedules, pinos negros, entre sombras y el recuerdo de la brisa del lejano mar.
Templados bosques boreales; catedrales de altos fustes de centenarias coníferas; refugio de pequeñas aves, de fauna que se esconde entre sus frondas…. Casi sin cielo que señale soles o nubes.
Bosques sagrados de setas mágicas… India, Siberia, Escandinavia, Letonia , América, España ; Gredos; Moncayo; Pirineo; Reino Unido; Gales…
Por uno cualquiera de estos bosques se adentraba, absorto en pensamientos teñidos de misterio, un caminante alto y delgado, casi como el flautista de Hamelín, con su cuaderno de apuntes bajo el brazo, escribiendo sus impresiones meticulosamente, buscando los hechizos que ya buscaron druidas milenarios y que continuaban allí escondidos, solo para iniciados.
Prados muy verdes, bosquecillos de quejigos, pequeños cerros moteados de pino negro , cañadas y espesura de hayas y abedules atraían poderosamente su atención de escritor y científico, como si buscase algo muy concreto y oculto a la vista de quien pasara por allí sin saber dónde buscarlo.
De vez en cuando se agachaba para mirar en alguna zona donde templaba el sol, bajo ramas de helechos que tapizaban el suelo.
Llevaba su lupa y su bolsa-mochila para guardar los tesoros que encontrase.
Setas mágicas; tesoros ocultos para los no iniciados, pues desde siglos atrás eran ya sabidos y conocidos por sus propiedades, pero que requerían de una ciencia casi exacta par poder hacer uso de ellos sin peligro grave para sí mismo o para los demás.
Por eso fueron los sanadores, o los sacerdotes y druidas de pueblos ancestrales, guerreros o dominadores, quienes supieron calcular el poder de esos frutos ocultos. El poder de los bosques de chamanes y hechiceros.
Los cuentos y leyendas nacidos a través de estos frutos secretos del bosque crearon mil personajes, a veces encantadores, como los enanitos que viven en las setas de sombrerito rojo con pintas blancas, o a veces elfos inquietos, o pequeñas y malvadas brujas .
Todos eran personajes de cuento, de fábula, mitológicos, pero al tiempo un modo de poder encubrir una realidad presente en toda época de la historia de los pueblos, destinada a ser ocultada o susurrada en voz baja en círculos de iniciados, a la luz de la luna, en reuniones de aquelarres o en sesiones de “viajes astrales” que incluso podían ser solo de ida, si no eran propiciados por expertos.
Aquel caminante entendía de todo aquello y buscaba solo en lugares muy especiales.
En su mano un cuaderno con apuntes de nombres en latín, de expertos micólogos, y algunos dibujos hechos por él a plumilla de preciosas “setas de los enanitos”, las del sombrerito rojo y pintas blancas.
La Amanita Muscaria, también llamada “oropéndola” o “matamoscas”: seta de otoño que contiene un potente alucinógeno “enteógeno”, que no mata pero pone al borde de la muerte por vómitos, mareos y dolor.
Los expertos de siglos atrás ya supieron “dominarla” en sus trances para adivinar el porvenir, hacer predicciones y vaticinios, o explorar el lado desconocido del misterio, en viajes astrales que les conferían poder ante los pueblos y eran elevados a la categoría de chamanes, sacerdotes, augures y druidas por las gentes sencillas que no tenían la preparación ni el conocimiento de esos secretos de la naturaleza, puesta en contacto con “lo divino y misterioso”.
Nuestro experto visitante del bosque de abedules, sabinas y quejigos, tomando sus lentes para poder estudiar mejor un conjunto de rojas y fascinantes setas rojas, se agachó sobre aquel conjunto de preciosas “casitas de los enanitos” dignas del más fantástico relato nórdico, enfrascado en sus pensamientos de escritor……
En ese momento le pareció escuchar un susurro lejano, como un lamento procedente de un claro del bosque de abedules.
Se levantó y se dirigió hacia donde venía aquel lamento extraño….
Podía confundirse con el viento de otoño entre las ramas, pero no.
Era una bellísima "Amanita Muscaria", caída entre las hojas secas, quien lloraba amargamente.
Ni el resplandeciente color escarlata de su sombrero, ni la blancura de sus laminillas radiales bajo el mismo, ni la tersura de su talo, bastaban para hacerle feliz.
Algo terrible le había ocurrido.
" Alguien ha cambiado el cuento - se quejaba - y ahora estoy aquí, abandonada, mientras Alicia corre por los caminos de detrás del espejo, mordisqueando trocitos de mi carne, creciendo y creciendo por encima de los abetos, o encogiéndose hasta desaparecer entre las flores del prado, persiguiendo a ese absurdo Conejo Blanco, sin saber que soy yo, la Oropéndola loca, quien llena de vértigo y aventura su historia."
Lloraba y lloraba la “oropéndola” y, cuanto más se quejaba, más roja y luminosa aparecía su pamela, inundando el bosque con su luz.
" Si al menos alguien le dijera a la Oruga que fuma en pipa que avise a Alicia... Hay que devolverme al cuento porque si no, cuando aparezca la Reina de Corazones dirá : ¡Que le corten la cabeza al intruso que ha cambiado la historia ! "
Entre las copas de los árboles aparecieron unos enormes cristales redondos enmarcando unos ojos malhumorados inclinándose sobre la Oropéndola, y con voz alterada concedió:
"¡Está bien "matamoscas!. Deja ya de gimotear. El Conejo Blanco llevará un ramo de flores blancas mágicas, y Alicia encontrará a la Oruga fumando su pipa sentada sobre tu hongo rojo .
A ver cómo te las arreglas para dosificar tus efectos maravillosos y sacarla del lío en que se va a meter. Resulta muy interesante meterse a "chaman" sin saber dominar la ciencia milenaria de la micología "
(Seguramente Lewis Carroll tampoco estaba muy seguro de cómo sacar a Alicia de aquella aventura que acababa de escribir, situándola en el País de las Maravillas, sin revelar ciertos secretos valiosos acerca de los enteógenos)
Cogió su bolsa el escritor caminante, con los ejemplares que había recolectado en el bosque, y emprendió el camino de regreso concentrándose en no olvidar su encuentro de aquella tarde, y dispuesto a escribirlo en cuanto llegase a su casa… aunque desde luego teniendo muy en cuenta que no debía mostrar lo que sabía, y sin olvidar la queja de la preciosa Amanita Muscaria ….
Relato original de Conchita Ferrando de la Lama
Ilustraciones de Rafael Mir
Todos los derechos reservados
Publicado en Surcando Ediciona Word Press
(Jaloque)
4 comentarios:
Este relato publicado en Surcando Ediciona Word Press recibió 36 Comentarios, lo cual ya es como para satisfacer a cualquier autor. Doy las gracias a todos los que lo leyeron y comentaron sobre él.
adri dice:
-Qué precioso!!! Me ha encantado. Enhorabuena a los creadores. Una delicia!!!
Mariola dice:
-Qué bonita descripción del bosque, Conchita, y estupendas ilustraciones de Rafa. Enhorabuena.
--Mariola, agradezco tu comentario y sé que has disfrutado esa descripción de los bosques peculiares donde crecen las hermosas pero alucinógenas “amanitas muscaria”, también llamadas “oropéndolas”.
Me gusta siempre documentarme un poco para escribir, como si estuviese en el lugar por arte de magia…… y así puedo sentir a flor de piel lo que voy imaginando.
Rafa ha sido un apoyo estupendo con sus dibujos.
Mariola dice:
-Lo bueno de ahora para documentarse, Conchita, es que tenemos un universo cibernético infinito que nos permite ir a mil sitios sólo con un click. ;-D
Irene dice:
-Esta es una de las historias escritas por ti que más me ha gustado, Conchita. Tal vez sea porque tiene pinceladas infantiles ;o)
Las dos ilustraciones de Rafa son preciosas, aunque me quedo con la segunda. Tiene algo especial.
Os dejo alguno más de los Comentarios que recibí en Surcando Ediciona Word Press:
--Pues tal vez sea ese el secreto de este relato, que parte de algo tan serio como los bosques con sus pobladores naturales, pero nos permite penetrar en secretos que solo conoce la fantasía, a medio camino entre lo mágico y lo real.
Ese terreno es el que a todos nos permite ser niños eternamente y nos mantiene unidos a lo primitivo que la naturaleza nos “regaló” cuando llegamos a este mundo.
Me gusta sentirme muy cerca de ese alma infantil por muy seria que me ponga.
Un beso
Conchita
Responder
chusdiaz dice:
-¡Qué homenaje a Alicia tan bonito, Conchita! Precioso. Un cuento muy original y sugerente. En la primera parte, consigues que nos adentremos en el bosque con la sensación de que cualquier cosa mágica puede ocurrir allí… Sí, con la sensación de ser niños grandes.
Y Rafa, tus ilustraciones encajan perfectamente con la historia. Me encanta esa atmósfera onírica que creas en ellas, sobre todo en la primera. Muy sugerentes también.
¡Enhorabuena, pareja de artistas!
--¡¡ Asi es Chus ¡¡¡
Me alegro de que alguien se haya dado cuenta de que en mi relato van inmersos muchos “entresijos” del cuento de Lewis Carrol “Alicia en el País de las Maravillas”.
Siempre me pareció un cuento lleno de extraños sucesos, surrealista, del que yo sabía que solo leíamos una parte, la que nos dejaba a la vista el autor, pero que había “claves” a montones para poderlo digerir.
Incluso ahora me gustaría descubrir más de esas “claves”. Me apasiona investigar el misterio de la fantasia, que casi siempre se basa en realidades.
Conchita
Responder
Rafa Mir dice:
-La verdad es que cuando el texto es tan evocador y tan lleno de sensibilidad es un placer ilustrarlo… Gracias por los comentarios y ojalá que podamos colaborar de nuevo Conchita.
Rafa Mir
Laura Vazvál dice:
-Conchita y Rafa, simplemente “chapeau”.
Aunas la imaginación con el buen hacer y la documentación que per sonalmente siempre agradezco mucho.¿Para que pedir más? ¡Perfecto!
Miguel Ángel Rodrigo Jiménez dice:
-Conchita, otro regalo de magia y fantasía. Tu historia micológica está cargada de belleza, pero se nota y se agradece que te has documentado sobre el tema. Se avanza seguro en su lectura.
A ti Rafa, qué puedo decirte. Tuve la suerte de colaborar contigo en la cuarta edición. Tus ilustraciones son de nuevo generosas. Los personajes sensibles. No sabría por cuál decantarme de las dos, aunque es difícil no dejarse llevar por la mirada de estudio de la segunda.
tico dice:
-Me ha gustado mucho tu relato Conchita, el giro a mitad de relato con las quejas de la Amanita me ha sorprendido gratamente. Las ilustraciones de Rafa son muy adecuadas para el relato.
TERE dice:
-HERMOSO DEFINITIVAMENTE HERMOSO, ME SUMERGIO EN SU MAGIA, EN SU CONTEXTO. CASI PARECE QUE PUEDO OLER EL PERFUME DEL LUGAR, DEFINITIVAMENTE RICA LECTURA QUE ME HA TRANSPORTADO AL LUGAR QUE PRETENDE. ENIGMATICO Y SUBLIME. FELICIDADES.
Montse Augé dice:
-Cuanta magia hay en relato , Conchita. Además de todo lo que he aprendido, te has documentado muy bien, me ha gustado mucho ese pequeño homenaje a Alicia. Te felicito.
Las ilustraciones van como anillo al dedo al relato, una simbiosis perfecta. Felicidades Rafa!
centaurocabalgante dice:
-Desde el nombre y el relato en sí esta bien escogido y elaborado, nuevamente se ven tus dotes de escritora no sólo de versos sino de historias bien realizadas. Te documentaste bien se nota en cada párrafo, creo que tus cuentos en esta convocatoria son más “maduros” cada vez, como el plato bien elaborado, esta bien cocinado y con buen condimento.
Las dos ilustraciones igualmente muestaran conocimiento del color y la composición gráfica, felicitaciones a Rafa Mir.
Y a ti, Conchita abrazos, esto demuestra que estas al otro lado por aquel suceso acaecido. Felicidades sigue así.
Centauro.
David Gambero dice:
-Espléndida historia Conchita. Es sencillo identificarse con el hombre alto. Con su ansia de saber. Con su curiosidad teñida de conocimientos previos. Con su diálogo micológico. Una estupenda historia no exenta de documentación y de sentimiento. Felicidades.
Y extender mis felicitaciones a Rafa con sus ilustraciones. De composición exquisita y, sobre todo, de contenido fiel al texto. Un verdadero talento a los pinceles.
--DAVID una auténtica alegría que tu comentario resalte precisamente lo que fue el hilo guía de mi relato.Asi más o menos se formó y fue pasando al papel.
Me gusta la investigación, sin pasar a ser documental, sino como base de la fantasía, como su apoyo firme, pues la naturaleza es una caja de sorpresas que constantemente nos descubre maravillas.
Tienes razón en el trabajo de equipo que ha habido entre Rafa y yo, pues me comprendió a la primera la intención estética de las escenas.
Un saludo y agradecidos
Conchita
Responder
PALOMA MUÑOZ dice:
-La historia de Conchita es de una fantasía desbordante y no sólo por su homenaje al personaje de Alicia sino por la descripción de los bosques y por recordar a los maravillosos seres que lo pueblan. Me ha gustado mucho el relato. Mi más sincera enhorabuiena, Conchita.
Responder
Rosa García dice:
-Conchita, preciosa y casi mágica historia, la que has relatado, salpicada por la referencia de la maravillosa Alicia. Y las ilustraciones de Rafa, son únicas. Tan sencillas y claras, que encajan a la perfección con el relato. En fin, me han encantado ambas.
Mi enhorabuena a los dos por vuestro trabajo.
Un abrazo.
Aqui tienes el enlace a la publicación en Surcando Ediciona.
Espero que si te gusta dejes algún comentario.
http://surcandoediciona.wordpress.com/2011/11/01/bosques-de-chamanes-hechizo-de-oropendola/
Saludos.
Jaloque
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