jueves, mayo 17, 2007




Me pediais un Relato del libro y aqui os lo dejo

UN POEMA PARA LA TUMBA

Era un poema largo. Lo escribí en papel pergamino, hacía más de un año y, desde entonces lo guardaba en mi carpeta de trabajo.
En ese margen de tiempo todo había cambiado en mi vida.
Ahora mi ciudad de residencia estaba al lado opuesto del mapa de España.
También mi actividad, mi casa, mi entorno , incluso el clima, habían cambiado. Hasta yo misma parecía otra…… pero no.
Había una serie de puntos luminosos que nunca cambiarían, que explicaban mi modo de ser y de actuar de siempre y en todo lo que hacía.

Mientras revisaba aquel pergamino, mil cosas acudieron a mi mente….. y no solo eran recuerdos.

Aquello largo poema fue un encargo que recibí.
No era ese mi modo habitual de trabajo, ya que me sentía más cómoda escribiendo libre de temas y de limitaciones, pero vino de la mano de una buena amiga y me lo expuso casi como un reto….. y eso era algo que no podía rechazar.

Ella era Camarera de un Paso de la Virgen en una cofradía de Semana Santa.
Me habló de relanzar la imagen de esta Virgen, injustamente utilizada en rencillas internas de la cofradía, y que siempre antes había sido objeto de admiración y devoción en aquellos desfiles procesionales.
Ella era portavoz del Presidente de la agrupación , y la guerrilla interna estaba en un punto muy caliente entre los sectores enemistados.
Escuché con atención el encargo ilusionado de mi amiga, su descripción documentada de aquella imagen del escultor J. Hernández Navarro, estrella de las procesiones de aquella famosa cofradía.

Despertó mi interés y ese punto de rebeldía innato en mí, cuando percibía la injusticia absurda que se había desencadenado alrededor de una imagen tomada como punta de lanza.

Aceptar el encargo era delicado, porque me encontraría, sin tener ni arte ni parte , en el centro del huracán…… pero aquel era el reto: Salir con bien y acercarme a aquella Virgen inocente de aquel barullo que se había desencadenado, haciendo para ella un bello poema que recordase a todos lo que significaba…. Y algo más … si yo era capaz.

Lo sopesé brevemente, y comuniqué al Presidente de la agrupación de la Virgen que aceptaba el encargo.

Empecé documentándome sobre el historial de la cofradía, que ya conocía yo , y sobre la imagen de ésa Virgen y sus vicisitudes.

Organicé un resumen en apuntes y llamé al Presidente de la agrupación para pedirle que me facilitase el poder estar a solas en la capilla de la Virgen, para ambientarme y tomar algunos apuntes para el poema.

Accedió encantado y concertamos una hora por la tarde , cuando no hubiese culto, para que yo pudiese estar a solas en la capilla.
Nos encontramos en la puerta del templo.
Nunca le había visto antes, y nos saludamos muy afablemente.
El ya conocía mi trabajo como poeta, según me comentó en ese momento, y parecía poner muchas expectativas en restablecer el gran prestigio que siempre había tenido esa hermosa Virgen, y que las tensiones entre los cofrades habían deteriorado.
Parecía un hombre muy culto, amable y muy tímido. Lleno de confianza interior por que se cumpliese su deseo.

Me abrió la cancela de la capilla, de hierro forjado y bronce, y fue encendiendo todas las velas de cera que formaban guardia de honor delante de la Virgen del Rosario.

La capilla, en semipenumbra, se fue envolviendo en un tenue resplandor dorado, y el parpadeo de las velas daba un halo de misterio triste alrededor de la imagen.
Me situé en un banco, de frente, para poder observarla mejor

Mis ojos se fueron haciendo a la penumbra suave, y fui captando los rasgos de la imagen, poco a poco, mirándonos frente a frente, sin casi querer hacernos presentes......

Su fina talla, expresiva, dulce y llena de nostalgia, era digna de la fama del escultor que la había tallado.
Sus ojos, al titileo de las velas, aparecían tristes, y una lágrima brillaba en sus mejillas.
La blonda de encaje bajo su manto enmarcaba el rostro tan bello y desolado como la historia de su injusto abandono.

Me abstraje tan completamente que no me di cuenta de que el Presidente se había situado en los bancos del fondo, para no distraerme, y observaba atentamente el diálogo mudo que habíamos entablado la imagen que tantos desvelos le ocasionaba, y yo.

Me sentía bien allí, mirando relajadamente aquella imagen, en una reunión intemporal y de íntima comunicación.

Finalmente tomé algunas notas que surgíeron de forma espontánea , a borbotones, en aquel encuentro .
En el momento de marcharme, me dio la impresión de que aquella imagen se despedía de mí, y parecía desear mi compañía.


Salimos al exterior, a la cálida noche levantina, refrescada por la cercanía del mar.
El Presidente me dio las gracias, con gesto emocionado.

Su rostro serio se había distendido y sus ojos reflejaban una gran confianza.
Le prometí tener el poema para la fecha que me había pedido, y una chispa de luz dio a su mirada atribulada un segundo de ilusión.

Me puse en los días posteriores manos a la obra.
El poema salió como el agua que fluye, claro, vivo, sin forzar, reflejo fiel de lo que mis ojos , mi mente y mi corazón captaron.

Se lo hice llegar a la Cofradía a través de mi amiga, que contentísima y llena de ilusión, se lo entregó de mi parte, con mis saludos.

Durante aquella Semana Santa comenzaron los cambios imprevistos en mi vida, y apenas pude asistir a ninguno de los actos que acostumbraba, en pleno traslado a otra ciudad.

Recibí la tarjeta de agradecimiento del Presidente, así como las de los Hermanos Mayores de aquella cofradía tan prestigiosa, junto a una propuesta para que yo asistiera a la inauguración de un pequeño Museo donde se instalarían objetos y documentos de la cofradía, y donde quedaría expuesto el pergamino de mi poema, que yo había preparado meticulosamente con sus cintas y mi firma con mi sello.

Después de tantos cambios en mi vida…… Aquello parecía lejos.

El contacto que habitualmente tenía con personas y actividades se había trasladado ahora a otro lugar, pero no olvidaba a quienes tantos años me habían rodeado , en una época crucial de fuerza y crecimiento vitales, de creación; De inicio y expansión de mi personalidad y mi trabajo, incluso mis primero éxitos.
Nunca los olvidaría.


Saqué el poema de la carpeta y volví a leerlo, despacio, reviviendo todos aquellos momentos.
Aquel recuerdo traía ahora una realidad: Mi amiga vendría a visitarme a mi nueva ciudad y sentía una gran emoción al pensar en ello.

Su visita estuvo plagada de novedades, de noticias de los amigos, de encargos de recuerdos para mí de tantos conocidos….. y en pleno aluvión de emociones recordé la carpeta y el poema.
La pregunta surgió lógicamente.

¿ Qué fue de todo aquel proyecto ¿
¿ Qué pasó con la extraña lucha entre los personajes que rodeaban a esa hermosa y triste Virgen??
¿ Qué fue de aquel Presidente al que solo conocí unos momentos, tímido, introvertido, solitario, pero tan lleno de fuerza en su mirada soñadora ,para devolver a la Virgen del Rosario el lugar que merecía?

Mi amiga se puso seria y me cogió las manos.
Habían pasado muchas cosas…… Muchísimas.

El poema había logrado su objetivo. Gustó muchísimo a todos.
El Museo ya estaba terminado y en una vitrina se exponía el pergamino con mi poema…………….Pero la lucha absurda entre camarillas en la agrupación había amargado la vida de aquel hombre idealista.
La enfermedad y la nostalgia por la incomprensión minaron su salud.
Nadie se preocupó de sacarle de su abatimiento y un día murió, seguramente de pena.

En el entierro se volcaron todos…… Tarde… porque le negaron en vida su apoyo.

Ante la sorpresa de los que acudieron a su velatorio, en la capillita, ante la Virgen , sus manos cruzadas sostenían el rosario de la cofradía de su amada Virgen, y sujeto entre ellas, enrollado y atado con la cinta de raso con la que yo lo había preparado para entregárselo, estaba mi poema.

Precisamente la copia que yo le había hecho para él, y que ahora sostenía fuertemente, en su último homenaje a su amada Virgen, camino de un mundo de luz que le esperaba al otro lado de la cancela de hierro forjado y bronce cincelado.


La luz de las velas flotaba como un halo dorado, y el rostro sereno y delicado de la Virgen acogía ahora entre sus brazos a ese hombre tímido, idealista y fiel, que llegaba a ella con un rosario entre las manos y un poema lleno de amor y devoción.


Me quedé muda, sin poder decir una palabra.

Teníamos las dos los ojos llenos de chispas húmedas y brillantes.Las lágrimas rodaron por mis mejillas.
Nos abrazamos ….. Y cuando pude hablar, le di las gracias por haberme hecho aquel encargo un día, cálido y lleno de vida, hacía ya más de un año.


Mi corazón desde entonces quedó con la imagen de aquellas manos fuertemente apretadas a un rosario y al pergamino con mi poema… hasta el otro lado de la vida… y de la muerte.

“ Esta noche Tu y yo estamos solas,

sin que nadie nos eche de menos,

sin poder encontrar un refugio

que cobije tu blanco silencio…

Tu y yo solas, Madre del Rosario.

Tu y yo solas..... Y Dios en los cielos.

(Conchita Ferrando de la Lama : Jaloque )

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