sábado, enero 19, 2008



MADRUGADAS DE JALOQUE







Fue difícil encontrar tus huellas en el monte,

entre las pedrizas de granito oscuro festoneado por las copas de los pinos.

Fue difícil...... y sin embargo estabas allí, desde siempre,


al resguardo de la solana, al abrigo de las corcovas,

donde los aguiluchos se acurrucan en sus nidos seguros e inaccesibles

y no existen los senderos.



Estabas allí arriba, silenciosa y confiada , formando parte del paisaje agreste, esperando que los almendros te besaran, que te cantasen los arces rojos, que te acunase el cierzo, el duro norte , o el húmedo poniente de la tarde.

Allí estabas , dorada como el trigo.
Alzaste tu mano para alcanzar un lucero, tal vez para invocar

la redondez del cielo negro, o para dibujar

el blanco vientre de la luna creciente,

pálida y desangrada por la ausencia del sol.


Y ENTONCES TE ENCONTRÉ
Llegué hasta ti como un trueno para sacarte de tu sueño de nieve.

Como un temblor que recorría al galope monte arriba,

cañadas abajo, desviando el curso de los arroyos.

Llegué hasta la cima como un volcán coronado de cárdenos y negros,

potente e imparable.


ENTRE TU Y YO inventamos el baile de un delfín azul con una caracola.
Me enseñaste el olor de las palabras, el color de los sueños, el sabor del imposible.

Fuiste el abrazo del mar a la montaña, el rayo de la quebrada

con la canción del trueno.

Tu nieve era dulce como el pan de fiesta,

me cubría de azules y encontraba el calor en el centro de tu pecho.

Todas las rosas del mundo fueron de color salmón,

para caber entre tus manos pequeñas ,

tibias y dibujadas con el pincel de Zeus.



Todas las traje para ti, en un cofre escondidas,

para dártelas a la hora del crepúsculo, a solas.
Esas rosas vivirán entre tu pelo,

entre tus anillos de oro con una fecha dentro,

entre tus hojas dobladas con promesas eternas

tras los cristales blancos de una mañana de enero.

De tu nieve florecí en verdes laderas.

De mi fuego floreciste en ríos azules.
De mi fuego y tu nieve los cíclopes pintaron

con su paleta de colores el hechizo de los montes:

Cañones profundos; cascadas de blanca espuma;

fértiles valles amarillos; cinturón de frutales

junto a sus transparentes fuentes, para dejarlos en tu cesta de robles,

laurel y juncos, regados por la lava de mi volcán y la nieve de tus besos.




Soy volcán apagado sin tu aliento.

Soy torrente perdido sin tu cauce.

Soy huella sin retorno sin tu mano en mi mano.

Soy gigante sin fuerza si tu pecho no late.

Soy árbol sin raíces si me faltan tus besos.


¡ Mi adorada y silenciosa amada !

¡¡¡¡ Amor mío perdido y jamás olvidado ¡¡¡¡

(Original registrado)

Conchita Ferrando de la Lama ( Jaloque )


http://conchita-ferrando--de--la--lama.neurona.com/

4 comentarios:

JALOQUE dijo...

Comentarios dejados en Neurona:


Encarna Navarro López - Domingo 20 Enero del 2008

Sentir la poesía y plasmarla, es desnudar totalmente el alma. Un abrazo, Conchita.
Encarna

José Piqueras Mateo
Escritor

¿Poesía o prosa? qué más da, muy sensitivo, a flor de piel, con palabras cargadas de sentido...



Un abrazo, amiga.

JALOQUE dijo...

Podría ser Prosa Poética, creo yo.
Gracias Jose por tu mensaje.

Conchita


Un beso tambien para Encarna, que no solo entiende de Poesía, sino que la vive y escribe maravillosamente.

Conchita

Leo Zelada dijo...

Me gusto el poema de Madruagadas.

Saludos.

JALOQUE dijo...

Bienvenido LEO a este rincón de reunión de amigos, con poemas, comentarios, deseos e historias.

Vi tu currículum y tenemos cosas en comun.
Tienes suerte de estar en la actualidad en "los medios" donde yo estuve mucho tiempo.

Vuelve cuando quieras a esta Torre y siéntete como en tu casa.
Un cordial saludo

Jaloque ( Conchita Ferrando de la Lama)